Se dice que a los dos años los niños presentan los cambios de carácter más marcados. Tanto es así, que se ha creado un término para definir esta etapa como los “terribles dos”, refiriéndose a los cambios de humor y de conducta que podrían manifestar las niñas y los niños a esta edad. Quizá hay berrinches, llanto incontrolable y tal vez un poquito de mal comportamiento. Un momento son todo amor y al siguiente están gritando o corriendo.1 ¿A qué se debe esto?
A los dos años, la mayoría de las niñas y de los niños presentan importantes cambios motrices, intelectuales, sociales y emocionales. Se enfrentan con un mundo nuevo por descubrir, pero al mismo tiempo son aún muy dependientes de papá y mamá. Quieren hacer cosas solos, pero no pueden. Esto puede generar frustración, sentimientos descontrolados y berrinches.1
Que las niñas y los niños pasen por etapa es muy normal. Si dicen que no a todo, quieren hacer las cosas por su cuenta, hacen berrinches intensos, tienen mucha curiosidad y han contado sus primeras mentiras, es probable que se deba a esto.2 A los dos años, la mayoría de los niños han entendido que son seres individuales a sus padres y que tienen la posibilidad de pensar y actuar de una manera distinta. Este es un proceso normal de desarrollo que es parte de nuestra formación.2
Lo primero que deben hacer los padres que tienen un hijo o hija en esta etapa, es mantener la calma, armarse de paciencia y entender que ese comportamiento es algo temporal.2
También, es recomendable intentar lo siguiente:2
Si estás en público, aparta a tu hijo sin discutir ni hacer escándalos y espera a que se calme antes de continuar con tus actividades.1 Recuerda, es importante aceptar los cambios por los que pasan los niños a esta edad. Demuéstrale amor, respeto y paciencia, y pronto pasarán esta etapa.
Las rabietas o berrinches son un comportamiento normal en el desarrollo de los bebés y son más comunes entre el primer y tercer año de edad.3 No obstante, es importante recordar que el temperamento entre un niño y otro puede variar, por lo que algunos niños son más tendientes a los berrinches que otros.3
Asimismo, es usual que los berrinches sean más frecuentes antes y durante el desarrollo del lenguaje. Antes de poder expresarse es común que se sientan frustrados y una forma de manifestar esa frustración es a través de los berrinches.3
No te estreses. Los berrinches y rabietas a veces nos pueden sacar de nuestras casillas. Sin embargo, es importante que mantengas la calma. No ayuda en nada responder a la rabieta de un niño con una rabieta de adultos.4
No te enganches. Si tienes la seguridad de que tu bebé no corre ningún peligro, y que su llanto se debe únicamente a un berrinche, entonces trata de continuar con lo que estabas haciendo, como si no pasara nada.4
Si estás en un lugar público, intenta no prestar atención al berrinche y a quienes miran desde afuera.4 Si el lugar o la situación lo requieren, carga a tu hijo de manera firme, más no violenta, y llévalo a un lugar donde la rabieta pueda ir pasando sola.4
No cedas. Si no es necesario, o tu hijo no corre peligro, no cedas a darle o hacer lo que quiera, aunque esto sea posible o razonable. Tu hijo debe aprender claramente que un berrinche no es el camino a una solución.4
No permitas malos comportamientos. Encuentra mecanismos no violentos para crear una política de cero tolerancia a acciones como golpear, patear, morder o lanzar objetos.3
Explícale lo que debe hacer y lo que no. Previo a pedir cosas a nuestros hijos, es necesario que como adultos tengamos claridad de lo que queremos. Una vez esto, podemos decirles a nuestros hijos e hijas lo que esperamos que hagan o dejen de hacer, de manera serena, clara y firme. El adulto debe transmitir seguridad, presentar un tono de voz firme y tranquilo y mantener el contacto visual con el niño o la niña.4
Platica con tu hijo. Sin importar la edad, platica con tu hijo. A partir de las charlas es que podemos guiar a los niños y niñas a imaginar y expresar sus anhelos y sus meta, así como compartir momentos de reflexión acerca de las consecuencias de algunas acciones. Además, podemos ayudarlos a expresar sus emociones, hablar de los conflictos y encontrar maneras para solucionarlos.4
Realicen actividades en conjunto. Jueguen, lean o escuchen música juntos. A través de estas actividades, los adultos y niños podemos compartir los mismos códigos y lograr una conexión desde lo emotivo.4
¡Abrázalo! En todas las edades, madres, padres y cuidadores pueden ofrecer un abrazo como expresión de afecto o límite. Al abrazarlos, pueden sentir el contacto de un cuerpo con el otro: un cuerpo que mece y que acuna trae a la memoria emotiva el recuerdo físico de los brazos de la madre.4
Refuerza sus conductas positivas. Esto ayudará a validar sus logros durante el proceso de ir aprendiendo a vivir en el mundo que los rodea. Al escuchar un refuerzo positivo, los niños y las niñas comprenden lo que los adultos esperan de ellos y se sienten estimulados a seguir haciéndolo, para lograr el reconocimiento.4
¿Te sirvió este artículo? Suscríbete gratis a Club EnfaBebé y accede a más contenido útil para cuidar de tu salud y la de tu bebé durante cada etapa de su desarrollo.
RB-M-98544