1.- ¿Qué alimentos contienen DHA y cada cuánto hay que ofrecerlo a mi bebé?
La lactancia materna es la fuente más importante de DHA de los 0 a 6 meses de edad; al inicio de la alimentación complementaria puede encontrarse en pescados como salmón, trucha, cangrejo, atún, etcétera. Se recomienda consumir 200 mg de DHA al día en mujeres embarazadas, y 70 mg al día para bebés de 6 meses a 1 año.
2.- ¿La leche de vaca contiene los nutrientes en las cantidades adecuadas para apoyar el desarrollo mental de mi bebé?
Antes del año de edad no se recomienda ofrecer leche de vaca al bebé, pues no contiene nutrientes en cantidades adecuadas para apoyar su crecimiento y desarrollo. Se puede incluir en la dieta después del año, siempre con la condición de que el pequeño mantenga una alimentación saludable y balanceada.
3.- Mi bebé no quiere comer, ¿cuál es la recomendación?
La respuesta depende de muchos factores. Por ejemplo, si un bebé come muy bien unos días y otros no tanto, pero sigue desarrollándose y creciendo de acuerdo a lo esperado, con alimentación balanceada, puede que solo sea una etapa. Si, por el contrario, el bebé no ha llegado a su peso o talla esperados, hay que realizar una evaluación médica por parte del pediatra, para determinar cuál es el camino a seguir.
4.- ¿Cuáles son las consecuencias de la anemia por deficiencia de hierro en el desarrollo mental de un bebé?
El cerebro necesita de distintos micronutrientes para poder hacer conexiones y enviar información. La mayor concentración de hierro se encuentra en el cerebro; por lo tanto, al momento de presentar una deficiencia de este nutriente, un niño puede manifestar problemas de aprendizaje, dificultad en las habilidades sociales, o poco rendimiento escolar. El hierro es fundamental en el desarrollo de un bebé, por lo que no basta corregir situaciones como la anemia (que es el último nivel de esta deficiencia, podría dejar secuelas permanentes), sino que deben prevenirse con una ingesta adecuada de este nutriente.
5.- ¿Por qué no se recomienda ofrecer jugos a pequeños menores de 2 años?
Los jugos incrementan el riesgo de caries y de obesidad infantil, dado que contienen azúcar en exceso. Al momento de exprimir la fruta, se desecha la fibra, que es un nutriente muy importante para el sistema digestivo. Además, debido al exceso de azúcar que contienen, los jugos no hidratan, y están contraindicados en las diarreas.