Tu bebé y la bronquiolitis: ¿cómo ayudarlo con sus molestias?

¿Qué es la bronquiolitis?

La bronquiolitis es una infección respiratoria frecuente en niños y bebés menores de dos años, y que se presenta más comúnmente durante los meses que dura el invierno¹. Cuando un bebé tiene bronquiolitis, los bronquiolos (que son unos pequeños tubos localizados en los pulmones y que sirven en el proceso de la respiración) se inflaman. Al hincharse los bronquiolos, el paso del aire hacia los pulmones se obstaculiza² y la mucosidad se acumula en las vías respiratorias¹, lo que hace que respirar se vuelva más difícil².

La bronquiolitis se presenta con mayor frecuencia en bebés puesto que sus vías respiratorias son más pequeñas, y se obstruyen más fácilmente que en niños mayores^2. Los bebés prematuros, con problemas cardíacos o pulmonares y aquellos que tienen un sistema inmune más inmaduro también son propensos a presentar bronquiolitis³.

Aunque el parecido en su nombre hace que puedan confundirse fácilmente, la bronquitis y la bronquiolitis no son lo mismo. La bronquitis se trata de una inflamación de las vías respiratorias centrales más grandes, y esta condición normalmente se presenta en adultos^2.

Posibles causas de la bronquiolitis

El virus sincicial respiratorio es probablemente la causa más frecuente de la bronquiolitis; esta condición se presenta en casi todos los niños menores de 2 años. Cada invierno hay nuevos brotes de este virus y es posible reinfectarse con él, por lo que no hay forma de volverse inmune en el futuro^1. Otros de los virus que pueden producir bronquiolitis son la gripe, el resfriado común1, la influenza, la parainfluenza y el adenovirus^4.

Algo que no debes perder de vista es que los virus causantes de la bronquiolitis pueden esparcirse fácilmente a través de las gotitas de aire (cuando alguien tose, estornuda o habla). También pueden permanecer en la superficie de algunos objetos, y tu bebé podría contagiarse al tocarlos y luego llevarse las manos a los ojos, nariz y/o boca^1.

Algunos factores de riesgo

¿Sabías que los bebés menores de 3 meses corren más riesgo de contraer bronquiolitis? Esto se debe a que sus sistemas respiratorio e inmunitario aún no están completamente desarrollados^1. Hay otros aspectos que pueden asociarse a un mayor riesgo de padecer bronquiolitis, entre ellos:

Haber nacido de manera prematura (antes de las 37 semanas de gestación)^1,4
Estar expuesto al humo del tabaco^1.
No ser amamantado o no recibir lactancia materna (ésta le da al bebé algunos beneficios en su sistema inmunitario)^1.
Tener contacto con otros bebés o niños que puedan estar infectados^1.
Afecciones cardíacas o pulmonares^1.
Ser menor de 6 meses de edad^3.
Tener hermanos que van a la escuela o a la guardería^1.

¿Cómo detectar posibles síntomas de bronquiolitis?

Los primeros días, la bronquiolitis puede parecerse mucho a un resfriado. Tu pequeño puede experimentar alguna o varios de estos síntomas¹:

Catarro^1.
Tos^1.
Fiebre leve^1.
Congestión nasal (nariz tapada)^1.

Luego de eso, podrías notar que a tu bebé le cuesta trabajo respirar, o que tiene un silbido agudo cuando exhala (sibilancias)^1. Otros niños podrían manifestar una infección leve en el oído^1.

Las molestias podrían durar una o dos semanas, aunque en algunas ocasiones pueden tardar más en desaparecer^1. No olvides consultar a tu médico en caso de cualquier duda.

Cómo ayudar a aliviar algunas de sus molestias

Aunque no hay un tratamiento específico para tratar los virus que causan la bronquiolitis, puedes ayudar a que las molestias de tu pequeño sean más leves^2. Aquí te damos algunos consejos que te pueden ser útiles, pero siempre valídalos y consúltalo con tu pediatra:

Usa gotas de solución salina. Estas pueden ayudar a que la mucosidad disminuya. Utiliza sólo las gotas que su pediatra recomiende, y evita el uso de aquellas que traen medicamento o que no haya recetado expresamente el médico^2.
Limpia su nariz con frecuencia. El uso de peras nasales o succionadores puede ser de ayuda. Primero que nada, aprieta la válvula de la pera, e introduce muy suavemente la punta en una de sus fosas nasales. Luego, suelta el succionador poco a poco. Esto ayudará a despejar su nariz de mucosidad^2.
Si tu bebé tiene fiebre, puedes darle paracetamol, siempre en una dosis que haya sido supervisada y recomendada por su pediatra. Evita el uso de aspirinas, ya que podrían generar complicaciones en el hígado y el cerebro de tu pequeño ^2.
Asegúrate de ofrecerle suficientes líquidos a tu bebé para evitar que se deshidrate, siempre bajo la recomendación de su pediatra ^2.

Cuándo debes buscar atención médica

Es muy importante que permanezcas alerta de cómo progresan los síntomas de tu pequeño. Si has notado alguna de estas señales, no dudes en llamar a su pediatra:

Se muestra renuente a beber o comer ^1.
Su respiración se ha vuelto más rápida (más de 60 respiraciones por minuto) ^1.
Puedes escuchar claramente los silbidos (sibilancias) que produce al exhalar^1.
Respira más rápido mientras bebe o come ^1.
Su piel (especialmente en los labios y uñas) se vuelve de color azulado^1.
Llora sin lágrimas, tiene la boca seca y/o está orinando con menos frecuencia de lo normal ^2.
Su abdomen se mueve hacia abajo y arriba rápidamente ^3.
Parece estar cansado y no se despierta ni para comer ^3.
Las áreas aledañas a sus costillas y cuello se hunden con la respiración ^3.
Sus fosas nasales parecen estar más anchas ^3-