Seguramente habrás oído hablar de que a algunas mujeres (incluso quizás a tu mamá, tus tías o tu abuela) les practicaron una incisión a la hora de dar a luz. Aquí te contamos más sobre la episiotomía: cuándo se practica, si será necesario someterte a ella y qué cuidados necesitarás en caso de que tu médico la indique.
La episiotomía es un procedimiento que se realiza en ciertos casos durante el parto, con la finalidad de hacer más espacio para que el bebé nazca. Esta consiste en una incisión o abertura en el perineo (el tejido existente entre el ano y la abertura vaginal). Aunque antes se realizaba de forma rutinaria, con la creencia de que con ello se prevenía el desgarramiento del área vaginal, la evidencia más reciente ha demostrado que esto no es necesariamente cierto1.
Si durante el parto el orificio vaginal no está lo suficientemente dilatado como para permitir que tu bebé salga de forma natural, es probable que tu médico considere realizarte una episiotomía. Esto pasará si la cabeza de tu pequeño ya abrió considerablemente el orificio vaginal durante las contracciones, pero aún necesita ayuda para salir2.
Existen dos tipos de episiotomía que tu médico podría practicarte en caso de requerirla:
Incisión de línea media o mediana: se realiza de forma vertical desde el fin del orificio vaginal hasta el recto, y aunque suele sanar con más facilidad, tiene más posibilidades de desgarrarse y extenderse hasta el área rectal, y con ello, generar una laceración de tercer o cuarto grado2.
Incisión medio lateral: Esta se hace desde la parte inferior de la abertura de la vagina hacia cualquiera de los lados, en un ángulo de 45 grados. Aunque no se desgarran fácilmente, sí suelen tener más pérdida de sangre y es probable que no sanen bien2.
Como mencionamos anteriormente, muchas investigaciones han demostrado que lo mejor para el parto es no tener que realizar una episiotomía3. Sin embargo, existen ocasiones en las que este procedimiento podría ser necesario para que las condiciones sean adecuadas tanto para ti como para tu bebé; entre ellas, podemos nombrar las siguientes:
El trabajo de parto está siendo muy estresante para el bebé y hay que reducir el tiempo de pujado3.
Tu médico considera que la cabeza o los hombros de tu pequeño son muy grandes para caber por tu abertura vaginal3.
El bebé viene en posición de nalgas y se presenta algún problema durante el parto3.
Es necesario usar algunos instrumentos como pinzas para sacar al bebé3.
Todavía estás pujando cuando la cabeza de tu bebé está por salir, y esto desgarra la zona de tu uretra3.
Bebé prematuro2.
Realmente, prevenir una episiotomía es complicado, pues muchos de los factores que influyen en ella no están bajo tu control4. Sin embargo, es posible preparar tu cuerpo y fortalecerlo de frente al día del parto3. Aquí algunos consejos para hacerlo:
Realiza ejercicios de Kegel3.
Date un masaje en la zona del perineo, durante las 4 a 6 semanas antes de tu fecha estimada de parto3.
Practica con técnicas para controlar la respiración y las ganas de pujar3.
En todo caso, recuerda que a pesar estas medidas, podrías necesitar de una episiotomía. Será tu médico quien, al evaluar tu caso y las condiciones del parto, decida qué es lo más adecuado para ti y tu bebé.
Como todo procedimiento quirúrgico, la episiotomía podría tener complicaciones, entre las que se incluyen2:
Sangrado2
Dolor en el área del perineo2
Desgarro más allá de la herida, y que se podría extender desde el esfínter anal hasta el recubrimiento mucoso del recto1
Infecciones2
Dolor al practicar relaciones sexuales2
Hematomas en el área del perineo2
Incontinencia fecal1
Luego de la episiotomía, tu médico hará la sutura de la incisión. A este procedimiento se le llama episiorrafia; en él se centrará en reparar los tejidos afectados y buscar que tu herida cicatrice de forma adecuada, controlando el sangrado y evitando la infección5.
Es posible que tu médico te anestesie al momento de realizar la incisión. Si bien, probablemente no sientas nada en el momento en el que te practiquen la episiotomía, puede ser que la recuperación sea incómoda. Habla con tu médico sobre las opciones adecuadas para ti, que te ayuden a sentirte cada vez más cómoda conforme avanza tu periodo de recuperación1.
Muchas de las mujeres a las que se les practica una episiotomía sanan sin complicaciones; sin embargo, este proceso puede tardar algunas semanas6. Aunque no es necesario que tu médico retire los puntos de sutura, sí es importante que tengas en cuenta que debes esperar al menos 6 semanas antes de utilizar tampones, reanudar tu vida sexual y realizar alguna otra actividad que pueda abrir los puntos6. En cuanto te sientas preparada, puedes reanudar tu rutina, ya sea para trabajar o dentro de casa, siempre y cuando se trate de actividades ligeras6. Algunas cosas que podrías hacer para favorecer tu periodo de cicatrización son las siguientes:
Date baños de asiento varias veces al día. Puedes comprar una pequeña tina en algunas farmacias, que pueda ajustarse incluso al borde del inodoro. Es muy importante que esperes para empezar los baños de asiento hasta después de 24 horas de haber dado a luz6.
Toma baños con agua tibia, siempre teniendo en cuenta la misma ventana de 24 horas después de dar a luz. La zona de la ducha debería desinfectarse antes de cada baño. Esto podría ayudar a aliviar el dolor y las molestias6.
Mantén la zona de sutura limpia y seca. Después de bañarte, seca esta área dando pequeños golpes con una toalla después de bañarte6.
Luego de ir al baño, evita usar papel higiénico. En su lugar, límpiate con agua caliente sobre la zona y sécate dando pequeños golpes, ya sea con una toalla de tela o con toallitas húmedas para bebé6.
Si durante el periodo de recuperación notas alguna de estas señales, alerta no dudes en llamar a tu médico o buscar atención inmediata:
Llevas 4 o más días sin poder ir al baño6.
Estás expulsando coágulos de sangre más grandes que una nuez6.
Notas que tu flujo tiene mal olor6.
La herida parece estar abriéndose6.
El dolor está empeorando6.
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