A medida que tu pequeño crece, también comienza a explorar su entorno, sus emociones y sus formas de expresarse. Como en muchas de las etapas de su desarrollo, la primera infancia puede traerle descubrimientos emocionantes y, al mismo tiempo, algunas conductas complicadas con las que debe aprender a lidiar.
Pensando en esto, preparamos este artículo donde te contamos más a fondo qué pasa en esta etapa y por qué el humor de tu pequeño podría atravesar por distintos cambios, así como algunos consejos útiles para enfrentarlos juntos y darle el apoyo que necesita.
Es probable que hayas oído hablar de los “terribles dos años”, pero quizá no sepas qué significa esto realmente. Esta es una fase normal del desarrollo de tu pequeño y donde, en muchas ocasiones, pueden aparecer berrinches, comportamientos desafiantes y frustración. Los terribles dos años no necesariamente ocurren justo en el segundo año de vida; generalmente, se trata de un proceso que comienza a los 18 meses y, a pesar de lo que su nombre lo indica, suelen durar hasta entrado el tercer año. Si bien los berrinches pueden repetirse aún después de que tu pequeño haya cumplido esta edad, esto podría volverse menos frecuente1.
Los berrinches son arrebatos de ira o comportamientos irracionales (como llorar o gritar) por periodos cortos de tiempo2.
Los berrinches son comunes en niños de 1 a 3 años. Esto se debe a que los niños pequeños aún están en una etapa temprana de su desarrollo social, emocional y de lenguaje, y no siempre pueden comunicar de forma adecuada sus necesidades y emociones, incluido su sentido de independencia, por lo que pueden frustrarse3.
Por otro lado, tu hijo también está aprendiendo que su comportamiento puede influir en los demás. Los berrinches a menudo son una forma en la que los niños pequeños pueden expresar y manejar sus sentimientos, y tratar de comprender lo que pasa a su alrededor. Ten en mente que los niños más grandes también pueden tener berrinches; esto puede deberse a que aún no han aprendido formas seguras de expresar o gestionar sus emociones3.
Es “normal” que tu pequeño haga una rabieta si se siente cansado o frustrado, o simplemente cuando tiene que enfrentarse a las rutinas del día a día (como la preparación para ir a acostarse, el momento de vestirse o de sentarse a comer a la mesa)4.
Lo que no es común es que un berrinche ocurra de la nada, o sea tan intenso que tu hijo quede fatigado después de hacerlo. Si esto se vuelve una situación cotidiana, podría ser una señal de alerta4.
Hay ciertas cosas que podrían aumentar las probabilidades de que tu pequeño haga un berrinche. Estas son algunas de ellas:
Temperamento: el carácter de tu hijo puede influir en la rapidez y la intensidad con la que reacciona frente a cierta situación frustrante o cambio en su entorno. Los niños con temperamento más sensible pueden alterarse con mayor facilidad ante estas cosas3.
El estrés, el hambre, el cansancio o la sobreestimulación pueden dificultar que tu hijo exprese y maneje sus emociones y mantenga la calma3.
Situaciones que pueden ser desafiantes. Por ejemplo, lidiar con que algún niño más grande le quitó su juguete3.
Algunas emociones como la preocupación, el enojo, la vergüenza o el miedo, que pueden ser abrumadoras para tu hijo3.
Hay ciertas cosas que podrían aumentar las probabilidades de que tu pequeño haga un berrinche. Estas son algunas de ellas:
Préstale atención y dale un refuerzo positivo: Trata de recompensar a tu hijo o darle alguna palabra de aliento después de dar alguna muestra de buen comportamiento. Trata de especificar por qué le estás agradeciendo o elogiando; puedes usar frases como “Me gustó cómo me pediste tal cosa por favor” o “Gracias por compartir tus juguetes con tu hermanito”4.
Cédele el control de ciertas tareas: Ofrécele la posibilidad de decidir en ciertas cosas cotidianas que no tengan demasiada importancia. Puedes preguntarle: “¿Quieres cepillarte los dientes ahora, o hacerlo después de bañarte?”. De esta forma, no le estás consultando si quiere o no lavarse los dientes, sino que le das a elegir el momento en el que prefiere hacerlo. Esto le da la sensación de que puede tener el control en ciertas cosas o situaciones. Por ejemplo, en lugar de enojarte cuando quiere usar un cambio de ropa que no combina, considera si ésta puede ser una buena oportunidad para alentar su independencia y la expresión de su personalidad4.
Mantén las cosas que pueden desencadenar un berrinche fuera de su alcance o de su vista: Si bien esto podría reducir la posibilidad de enfrentar algún conflicto en casa, ten en cuenta que, al salir a la calle, hay cosas que no podrás controlar4.
Busca formas de distraer su atención: Si tu hijo está empeñado en obtener algo que no puedes permitirle, ofrécele otra cosa a cambio. Puedes proponer una actividad nueva para reemplazar la anterior; por ejemplo, si tu pequeño no deja de saltar en la cama, invítalo a ser tu “ayudante de cocina” (recuerda usar utensilios seguros para su edad, como un recipiente de plástico y una cuchara de madera). Cada vez que complete una tarea o te ayude con algo, felicítalo por su logro; esto puede evitar posibles berrinches. También puedes intentar cambiar de entorno: salgan a pasear fuera de casa, o vayan hacia otra habitación4.
Fomenta su aprendizaje de nuevas habilidades: Mantente muy cerca de tu hijo cuando tenga que enfrentarse a situaciones nuevas por primera vez. Comienza por hacerlo en cosas simples, y poco a poco incorpora aquellas que tengan mayor dificultad. No olvides felicitarlo cada vez que complete una tarea: así lo harás sentirse orgulloso de sus capacidades4.
Conoce los límites de tu pequeño: Si sabes que tu hijo está cansado, considera que probablemente no es el mejor momento para ir de compras o hacer ese pendiente que tenías en mente. Es más probable que un niño pida que le compren comida en la tienda si está hambriento, a diferencia de uno que acaba de comer4.
Asegúrate de que tu bebé duerma lo suficiente: Los niños pueden sentirse hiperactivos o mostrar comportamientos indebidos cuando duermen poco. Dormir lo suficiente puede reducir en gran medida los berrinches. Aunque puedes informarte sobre la cantidad de horas que debería dormir tu pequeño de acuerdo a su edad, es importante que recuerdes que cada niño es único y sus necesidades pueden variar4.
Mantener la calma cuando tu pequeño hace un berrinche puede ser de gran ayuda no sólo para ti, sino porque tu hijo puede ver en tu actitud tranquila un modelo a seguir. Aquí te damos algunos tips para poner las cosas en perspectiva y mantener la serenidad durante un momento de tensión3:
Haz un plan de contingencia para manejar un berrinche en distintos tipos de situaciones. Concéntrate en poner en marcha este plan cuando ocurra3.
Recuerda que no puedes controlar directamente las emociones ni las actitudes de tu hijo; lo único que puedes hacer es mantenerlo en un entorno seguro y guiar su comportamiento para que, en un futuro, sea menos probable que se comporte así3.
Ante todo, paciencia. Se necesita tiempo para que haya un cambio significativo en el temperamento de tu hijo, y aún tiene que crecer y desarrollarse más antes de que los berrinches desaparezcan para siempre. Idear estrategias de autorregulación y ponerlas en práctica es una tarea a largo plazo3.
Ten en mente que tu hijo no hace un berrinche a propósito o con la intención deliberada de molestarte. Lo más probable es que en ese momento no tenga las habilidades para afrontar una situación como esa3.
Mantén tu sentido del humor, pero evita reírte de la rabieta. Esto podría hacer creer a tu hijo que lo estás recompensando con tu atención o, por otro lado, que te estás burlando de él.
Sé amable contigo mismo. Hay ocasiones donde las cosas no salen como lo planeamos, y entonces aparece el berrinche. Cuidar a un niño pequeño no es poca cosa, y es importante que recuerdes que todos aprendemos a hacerlo sobre la marcha. Estás haciendo lo mejor que puedes3.
Dale algunas palabras de aliento. Puedes decirle “me gustó la forma en la que te calmaste” Esto te ayudará a recuperar el control de la situación4.
Los niños pueden sentirse especialmente sensibles después de hacer un berrinche, sobre todo cuando saben que su comportamiento no ha sido agradable. Cuando tu hijo esté más tranquilo, puedes comenzar por darle un abrazo y recordarle que lo amas, sin importar lo que haya sucedido. También puedes reflexionar con él sobre otras formas en las que pudo haber expresado su frustración4.
Presta mucha atención a cómo se desarrollan estos episodios. Es importante que consultes a tu médico de cabecera si4.
Te sientes muy enojado o fuera de control cuando sucede un berrinche4.
Continúas cediendo a las demandas de tu hijo para evitar su mal comportamiento4.
Los berrinches están provocando que haya tensión o emociones negativas entre tu pequeño y tú o tú y tu pareja4.
Los berrinches ocurren con más frecuencia, son más intensos o duran más tiempo4.
Tu hijo no parece cooperar, su carácter sigue siendo desagradable o discute mucho4.
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