Al igual que con las vitaminas, el consumo recomendado de varios minerales aumenta durante el embarazo y el período de lactancia. El hierro es esencial para el crecimiento de tu bebé. A continuación te contamos más sobre este mineral.
El hierro es esencial para la producción de hemoglobina, que es necesaria para el transporte de oxígeno, la producción de energía, la inmunidad fetal y el desarrollo del sistema nervioso central. La deficiencia de hierro afecta a más de 2 mil millones de personas a nivel mundial, por lo que es la más común en el mundo.
El consumo recomendado de hierro establecido por el IOM se eleva de 18 mg/día a 27 mg/día durante el embarazo para las mujeres de 19 a 50 años, mientras que la Organización Mundial de la Salud ha establecido una ingesta recomendada diferente con base en la biodisponibilidad de hierro alimenticio consumido. En los países en desarrollo, se recomienda para mujeres en período de lactancia de 30 y 15 mg al día. En países desarrollados con una dieta occidental, se recomienda consumir entre 12.5 y 10 mg a día de hierro.
No obstante, la Organización Mundial de la Salud no establece los aportes recomendados de nutrientes para el hierro en las mujeres embarazadas debido a que el balance del hierro en la dieta depende de la cantidad almacenada, además de la biodisponibilidad de hierro alimenticio.
La anemia ferropénica durante el embarazo se ha asociado con un mayor riesgo de parto prematuro, bajo peso al nacer y mortalidad perinatal. Sin embargo, los resultados de estudios recientes sobre los efectos del estado de hierro materno y los complementos durante el embarazo en el crecimiento fetal han sido inconsistentes.
En una revisión reciente sobre el aporte complementario de hierro y su impacto en el embarazo, aquellas personas que iniciaron con un suplemento en mitad o a finales del embarazo encontraron un aumento de los marcadores de hierro. Estas mujeres no presentaron ningún efecto en el crecimiento fetal, con la excepción de un caso en el que una alta dosis del suplemento estuvo asociado con indicadores positivos. Sin embargo, en aquellas personas que iniciaron con la administración de suplementos al inicio de su embarazo, la cantidad de hierro en la sangre de mamá no mejoró, pero sí hubo un efecto beneficioso sobre el crecimiento fetal.
La absorción de hierro durante el embarazo está determinada por varios factores que incluyen la cantidad y biodisponibilidad del hierro en la dieta diaria, así como las fluctuaciones en la absorción de hierro que se producen durante el embarazo. Aunque durante esta etapa se presenta un aumento en la absorción del hierro, se vuelve difícil para mamá el consumir las cantidades de hierro que requiere durante el embarazo.
En los Estados Unidos, los CDC (Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades) recomiendan que todas las mujeres embarazadas tomen 30 mg diarios de suplementos de hierro para prevenir la anemia, y de 60 a 120 mg para tratarla una vez que se diagnostica. En el Reino Unido, los suplementos de hierro no se recomiendan en mujeres embarazadas. Sin embargo, las mujeres embarazadas deben hacerse chequeos constantemente para detectar la anemia ferropénica. Recuerda que solo tu médico puede recomendarte un suplemento adecuado con base en tu historial clínico.
Existe cierta preocupación de que aquellas mujeres que consumen suplementos de hierro y que no presentan anemia pudieran aumentar el riesgo de complicaciones durante el embarazo. Sin embargo, tomar un suplemento con el respaldo de tu médico de cabecera puede tener grandes ventajas, ya que una gran parte de las mujeres tiene dificultades para mantener las reservas de hierro durante el embarazo y podrías estar en riesgo de presentar deficiencias nutricionales. La Organización Mundial de la Salud recomienda que las mujeres embarazadas reciban aportes complementarios de 60 mg de hierro en combinación con 400 mg de ácido fólico al día.
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