Tanto la rutina como la repetición de esta son importantes para lograr un buen desarrollo.
Construir rutinas sanas de alimentación es un objetivo que debe iniciarse desde el nacimiento. Las rutinas hacen parte de un principio de organización mental que habrá de incluirse mediante esquemas que le permitan a tu pequeño entender y aprender, que existe un momento y un espacio para cada actividad y que todas tienen un valor, un objetivo y son necesarias en su crecimiento.
El establecer una rutina alimenticia para tu bebé es una decisión personal que podrás tomar cuando aprendas a reconocer las señales que te da, tales como la hora de dormir y jugar. Lo que no puedes olvidar es que mantener una rutina es importantísimo, ya que organiza los procesos biológicos de tu bebé en todo lo relacionado con el sistema gastrointestinal y nutricional. Quizá te sea de ayuda acudir con tu pediatra y preguntarle por los horarios de otros bebés de la misma edad que el tuyo, para que puedas tener un margen de referencia y conocer casos donde las rutinas han funcionado de manera correcta. Pero recuerda que siempre deberás crear un horario que se adapte a tus necesidades y a las de tu bebé.
Para establecer una rutina con tu pequeño debes tener en cuenta que la mayoría de los bebés en esta etapa necesitan:
De 12 a 36 onzas de leche materna en un período de 24 horas. Aunque tu bebé a esta edad podría ya haber iniciado con alimentos sólidos, no olvides que la leche materna es la mejor fuente de nutrientes esenciales que necesita para dar un gran estirón en su crecimiento y desarrollo.
Un promedio de 14 horas de sueño por día. Es importante que cuides a tu bebé durante su sueño para que estés completamente segura de que respira bien. Quita mantas, sábanas o cualquier otro objeto que pueda estar cubriendo su rostro para eliminar posibles riesgos. Asegúrate que esté abrigado, cómodo y en una posición segura.
Determinar un horario de tiempo para jugar y hacer actividades que pueden hacer juntos, para ayudarle a tonificar sus músculos, y fortalecer aún más el vínculo entre ustedes.
En la medida de lo posible, intenta que las actividades de tu bebé sucedan en el mismo orden todos los días, sobre todo las referentes a las comidas y las siestas. El primer beneficio de esto, es que las comidas regulares ayudan a que tu bebé esté satisfecho y feliz. Eso lo pone de buen humor, lo cual es ideal para que juegue, explore y aprenda junto a ti.
El mantener un horario te permite organizar tu día y reducir el estrés del hogar, esto beneficiará el desarrollo emocional de tu bebé. Además, el que se repitan sus actividades lo hará sentirse seguro y le ayudará a entender lo que se espera de él, y con el tiempo logrará desarrollar una noción primaria del tiempo.
Los estudios demuestran que los niños con rutinas regulares de sueño y de comida son menos propensos a tener problemas de sueño o sobrepeso conforme van creciendo; por otro lado, los niños que no duermen lo suficiente pueden generar irritabilidad, hiperactividad, rendimiento bajo y déficit de atención.
Ahora bien, no es necesario cumplir con una puntualidad militar, ni obligarlo a comer. La alimentación a demanda funciona bien a esta edad, pero aplicando la regla de dos a cuatro. La mayoría de los bebés comen de cada dos a cuatro horas entre los primeros dos a cuatro meses (y algunos continúan con este ritmo en el quinto mes, e incluso después). Esta técnica funciona porque te permite entender las señales que te expresa, y finalmente, le brindará un horario regular de comidas.
Recuerda prestar atención a los ritmos naturales de tu bebé, ya que con estos podrías ir descubriendo y modelando las rutinas que necesita. También puedes consultar con tu médico la rutina: él te podrá orientar de manera correcta, y te compartirá tips para que tu rutina sea todo un éxito en el desarrollo de tu pequeño.
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