El sarpullido, también llamado dermatitis, es una inflamación o irritación de la piel, el cual puede tener diversas características: puede ser rojo, seco, escamoso; puede presentar abultamientos, ampollas, incluso barros y espinillas, y causar picazón.1 Las causas del sarpullido son muchas, por lo que pueden variar sus manifestaciones, tratamiento y prevención.1-2 Aquí te contamos más sobre esta irritación de la piel, que también puede ayudarnos a advertir sobre alguna reacción alérgica.1
La mayoría de los bebés, por diversas causas, pueden presentar afecciones en la piel que regularmente desaparecen por sí solas con los días o semanas. Recuerda que los bebés tienen una piel muy nueva y un sistema inmunológico en desarrollo, por lo que aún es muy sensible y susceptible a irritarse. La mayoría de los bebés, por ejemplo, puede presentar granos en las mejillas, la nariz y la frente. Esta irritación de la piel, o acné, suele aparecer durante las primeras semanas de vida y desaparecer por sí sola en unos meses, por lo que no debe ser causa de alarma.3
También, es común que los recién nacidos presenten pequeñas manchas blancas durante la primera semana de vida. A estas manchas se les conoce como milia, o perlas de Epstein si aparecen en las encías y en el paladar. Estas manchas tampoco deben causar preocupación, ya que suelen desaparecer por sí solas y no son perjudiciales.3
Por otro lado, muchos bebés presentan manchas de color rojizo, regularmente inofensivas: diminutos bultos que contienen pus. A esto se le conoce como eritema tóxico, y puede aparecer en una zona o sobre la mayor parte del cuerpo. Estas manchas suelen desaparecer por sí mismas en una semana.3
El sarpullido es un área de la piel inflamada o irritada, que generalmente causa picazón y que puede tener diversas características y orígenes. Puede ser rojo, seco, escamoso, presentar abultamientos, ampollas, incluso espinillas, barros y presentar picazón.1 Muchas veces el sarpullido no debe ser causa de preocupación, sin embargo, también pueden ser una señal de algo más serio, como reacción alérgica, especialmente si está combinado con fiebre.1
Las causas del sarpullido en bebés pueden ser muchas: por calor, alergias, fricción, humedad, químicos, fragancias, tejidos, entre otros. Incluso el clima puede ser una causa.2 Aquí te contamos sobre los tipos de sarpullido más comunes, su causa y tratamiento:2
Este tipo de sarpullido se observa con mayor frecuencia en bebés y niños pequeños cuando se tapan los poros de las glándulas sudoríparas y no pueden transpirar correctamente. Este tipo de sarpullido se suele ver como parches de pequeños bultitos o ampollas rosa o rojas debajo de la ropa o de sitios donde la piel tiende a plegarse (en el cuello, en los codos, en las axilas o en los muslos), aunque también puede ocurrir en otras partes del cuerpo.2
¿Qué puedes hacer? Viste a tu bebé con ropa ligera que mantenga la piel fresca y seca. Mantenlo en un ambiente fresco para evitar el sobrecalentamiento. Lava con agua fresca las áreas de la piel que se mantienen húmedas con sudor, orina o saliva, secando con pequeños golpecitos. Si está presente el sarpullido, deja las áreas afectadas al aire libre, sin ropa y no apliques ungüentos.2
También se le llama dermatitis atópica o DA. Es una afección crónica que forma parches de piel seca, escamada y roja que tiende a empeorar en los meses fríos, cuando hay menos humedad en el aire. El sobrecalentamiento, la transpiración, así como el cloro en las albercas también pueden disparar el eccema.2
¿Qué puedes hacer? Elige ropa de tela suave y que permita que la piel de tu bebé respire. Lava la ropa con un detergente que no contenga sustancias irritantes, tales como perfumes y tinturas. Aplícale cremas o ungüento sin fragancia al menos una vez al día o más seguido si fuera necesario. Después de un baño, o de nadar, seca la piel de tu bebé dando golpecitos con una toalla y luego aplica humectante sobre la piel húmeda. Consulta con tu médico antes de aplicar cualquier medicamento. El pediatra es quien podrá evaluar las razones del sarpullido y recomendarte, en caso de ser necesario, algún medicamento para mantener los síntomas del eccema bajo control.2
Es provocada por la humedad o la acidez de la pipí y la popó de un bebé. La dermatitis del pañal se caracteriza por piel enrojecida y de aspecto sensible en la zona del pañal (glúteos, muslos y genitales).
¿Qué puedes hacer? Si tu bebé tiene dermatitis del pañal, ten especial cuidado en mantenerlo tan seco e higiénico como sea posible. Cambia sus pañales de forma constante y consulta a su pediatra.3
Ocurre cuando la baba irrita la piel alrededor de la boca o en el pecho del bebé. La erupción por baba y la erupción facial generalizada es muy común en los bebés, ya que están desarrollando glándulas salivales y sus primeros dientes, por lo que no es raro que tengan babeo en la cara la mayor parte del tiempo.2-3
¿Qué puedes hacer? Limpia la cara de tu bebé de forma frecuente, especialmente después de que coma o regurgite.2-3
Lo recomendable es que, ante cualquier duda o causa de alarma, consultes con el pediatra. Sin embargo, de forma general, podrías considerar las siguientes señales:3
Si tu bebé parece inquieto, no actúa con normalidad o si la piel muestra señales de estar infectada.3
Si la fiebre de tu bebé dura más de 3 días o si no está bebiendo líquidos.2
Si presenta mayor dolor en una zona específica del cuerpo, hinchazón y aumento de temperatura.3
Si presenta vetas rojizas que se extienden desde una zona específica.3
Si presenta pus.3
Si se detectan ganglios linfáticos inflamados en el cuello, las axilas o la ingle.3
Si presenta fiebre de 38 °C o más alta.3
Si la dermatitis del pañal no mejora después de 2 o 3 días.3
Si el sarpullido está acompañado de otros signos: si tu bebé desarrolla urticaria acompañada de tos, vómitos u otros síntomas respiratorios.
Recuerda proteger la piel de tu bebé en todo momento, especialmente durante sus primeros meses de vida, cuando su piel es aún muy delicada. Por fortuna, la mayoría de los sarpullidos desaparecen rápidamente por sí solos con el tiempo, sin embargo, es necesario consultar con el médico si las molestias persisten, si muestra signos de infección o tiene dificultades para respirar o beber líquidos.
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