¿Los “cólicos”* de tu bebé te preocupan? Conoce más sobre este malestar y cómo puedes ayudarlo a sentirse mejor.
Todos los bebés lloran, más en los primeros meses de vida. Recuerda que vienen de estar en tu vientre y se están acostumbrando a un mundo que es nuevo para ellos, por eso parecen estar incómodos o con dolor de pancita y lloran para comunicarse contigo.
Tu paciencia y un poco de información al respecto pueden hacer mucho para ayudar a tu bebé a mejorar su incomodidad.
No hay de qué preocuparse. En los primeros meses de vida es normal que tu bebé llore y parezca estar incómodo. Es más, aun teniendo “cólicos” * de vez en cuando, mientras coma bien y gane peso y estatura, pronto superará esta etapa.1
Tu bebé responde al contacto y al calor humano. Le gusta que lo acurruques contra ti, lo abraces y lo beses. Algunas veces, cuando no sabes qué es lo que lo tiene incómodo, es probable que solo necesite un poco de apapacho.1
Recuerda que exclusivamente la lactancia materna es el alimento ideal para bebés menores de 6 meses. Sin embargo, si tu bebé toma fórmula, habla con su pediatra y hablen de síntomas y opciones adecuadas, sin descuidar una nutrición completa.1
En la mayoría de los casos esto suele ser falso. Sin embargo, estar en contacto con tu pediatra y acudir a revisiones de manera periódica ayudará a saber si hay algo más que hacer o si es necesario estudiar con más detenimiento a tu bebé, ya que, si se llegan a presentar otros síntomas como diarrea, falta de ganancia de peso o estatura: se prenden foquitos de alerta.1
El llanto de un bebé no siempre está asociado a que tenga hambre. Con el tiempo aprenderás a conocer a tu bebé y sabrás qué necesita y qué no. Alimentarlo siempre que llora puede ser contraproducente, ya que podemos sobrealimentarlo y en ese caso causar verdaderos problemas gastrointestinales. En lugar de recurrir a alimentarlo para que el llanto cese, te recomendamos probar algunas otras técnicas como:1
Envuélvelo en una mantita. Un poco de calor muchas veces ayuda a que estén más cómodos. Si no es el caso, siempre puedes destaparlo.
Pon música o sonidos que le gusten. Muchas veces escuchar tu voz puede calmarlo o incluso arrullarlo.
Tómalo en brazos y camina con él. Movimientos suaves ayudan a distraerlo y a que se acomode.
Comparte con tu pediatra todas tus dudas acerca de tu bebé, él conoce su historia individual y te dará la recomendación más acertada.
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