El sistema inmunológico de tu bebé no está tan desarrollado como el tuyo, lo que significa que es mucho más probable que se enferme. Su exposición a los gérmenes cotidianos significa que, aunque sigas todas las recomendaciones de higiene, habrá momentos en los que tu bebé muestre síntomas de malestar.1
Todos los bebés lloran, pero ¿qué pasa si tu pequeño se queja más de lo normal o no se alimenta tanto cómo quieres? Si no estás segura de lo que es normal o no, no eres la única. Habrá momentos en los que querrás saber cómo distinguir si tu hijo está enfermo, por eso hemos escrito sobre cómo detectar los signos más comunes de enfermedad en los bebés.
En los recién nacidos y los bebés pequeños, la fiebre es a veces la primera y única señal de una infección grave2. Es conveniente tener un termómetro para bebés en casa para que le tomes la temperatura a tu pequeño cuando sea necesario, si la temperatura de tu bebé es mayor a 38°C se considera fiebre3.
Los bebés pequeños duermen mucho, alrededor de 16 a 17 horas para un recién nacido y 13 a 14 horas para los bebés de 6 meses4. Si descubres que tu bebé está durmiendo más que esto, puede ser una señal de que no está bien.
Por lo general, si tu bebé está alerta cuando está despierto, se alimenta bien y lo puedes tranquilizar cuando llora, es normal que haya pequeñas diferencias en su nivel de actividad. Hay muchas causas posibles para que se produzca un cambio en la energía de un bebé, pero a veces es bastante difícil detectar cuando los niveles de tu bebé bajan porque puede suceder gradualmente, con el tiempo.
Si notas que tu pequeño tiene sueño, está desganado y no tiene energía, podría ser una señal de infección común como un resfriado. Sin embargo, cuando se acompaña de otros síntomas como sarpullido o fiebre alta, el letargo podría indicar algo más grave4. Si estás preocupada, llama a tu médico para que evalúe la situación inmediatamente y examine a tu bebé si es necesario.
No hace falta más que un resfriado común, también conocido como infección del tracto respiratorio superior, para que el sonido de la respiración de tu bebé sea un poco más perceptible. Una infección en las vías respiratorias de tu bebé, que a menudo se acompaña de otros síntomas como escurrimiento nasal, tos o dolor de garganta, afecta la forma en que respira. Mantener al bebé bien hidratado y su habitación bien ventilada (a veces con un humidificador de vapor frío, para añadir humedad al aire) puede ser conveniente, ya que puede ayudar a aliviar cualquier congestión5.
Por supuesto, si tu bebé tiene una dificultad considerable para respirar o si notas que sus síntomas empeoran, siempre debes llamar a tu médico.
La tos es tan común como los resfriados en los bebés, y a menudo van de la mano. Por lo general, podrás controlar la mayoría de los casos de tos infantil en casa, especialmente si mantienes a tu bebé bien hidratado. Sin embargo, debes estar atenta a cualquier cambio que indique que la tos está empeorando, causando falta de aliento o coloración azulada alrededor de los labios, ya que en estos casos debes ponerte en contacto con tu médico6 inmediatamente.
Si notas más popó acuosa en el pañal, puede ser una señal de que tu bebé tiene una infección viral o bacteriana en el intestino. Aunque esto es común, y normalmente puedes cuidar a tu hijo en casa hasta que mejore, es importante asegurarse de que recibe suficiente líquido a través de su leche o agua habituales, ya que pierde una cantidad considerable cuando tiene diarrea. Procura alimentarlo con regularidad, la hora de la comida también te dará oportunidad de reconfortar y abrazar a tu bebé cuando se siente mal.
A la primera señal de que tu bebé puede estar deshidratado (menos orina en el pañal de lo habitual, boca seca u ojos hundidos)7 llama a tu médico para que te aconseje cómo asegurarte de que tu bebé pueda obtener rápidamente los líquidos que necesita.
A medida que pasen las semanas y los meses, conocerás mejor a tu bebé y entenderás lo que es “normal” para él. Sin embargo, habrá momentos en los que no siempre será fácil detectar si está enfermo y si debes llamar al médico.
Presta atención a cualquier cambio en el comportamiento de tu bebé, ya que a menudo es una señal de que podría estar enfermo. La señal más obvia, por supuesto, es la fiebre, que suele ser un claro indicio de que el cuerpo de tu bebé está luchando contra una infección8. El aumento de la temperatura puede ir acompañado de mejillas sonrojadas y ojos con aspecto más vidrioso, pero es importante recordar que la fiebre afecta a los bebés de diferentes maneras.
En caso de duda, siempre contacta a tu médico. Puede ser que una rápida consulta telefónica sea todo lo que necesitas para obtener el consejo correcto. ¡Nunca pienses que las preguntas que tienes sobre el bienestar de tu bebé son demasiado ridículas! Recuerda, todos los bebés son diferentes y las formas en que las enfermedades se presentan en tu hijo también variarán.
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