Tu bebé nace con un conjunto de respuestas involuntarias llamadas reflejos, que son una respuesta automática que realiza el cuerpo ante la presencia de un determinado estímulo.
Muchos de los reflejos del recién nacido son la forma que tiene el sistema nervioso para que tu bebé pueda protegerse y cuidarse a sí mismo.
Si tocas o rozas los labios o paladar de tu pequeño, automáticamente empezará a succionar. Esto le permite deglutir y seguro lo tranquilizará.
Toca la mejilla de tu bebé con un dedo o con tu pezón y volteará hacia él. Este reflejo de búsqueda le ayuda a encontrar la comida.
Estos movimientos y gritos repentinos en respuesta a ruidos fuertes o movimientos rápidos desaparecen en unos meses. ¿Te acuerdas de las patadas en el vientre? Bien, pues se trata de un acto similar.
Si apoyas a tu bebé en un pie sobre una superficie firme, adelantará el pie contrario. Pero antes de pensar que tu pequeño rompió algún récord, recuerda que este reflejo desaparece aproximadamente a los dos meses y es una respuesta involuntaria de su cuerpo. Esto no quiere decir que puedas soltarlo o que está intentando caminar, y lo hará a su debido tiempo.
Pon tu dedo en la palma de la mano de tu bebé o en la parte inferior de su pie y verás como aprieta los dedos. Te va a impresionar que tenga tanta fuerza a una edad tan temprana.
Prueba los reflejos de tu bebé de manera divertida, tómense su tiempo para conocerse y disfrutar de cada momento junto a él, además, así podrás fortalecer el vínculo que existe entre ustedes.
Recuerda visitar a tu médico, ya que será él quien te pueda garantizar el perfecto estado de salud y desarrollo de tu bebé.
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