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Cómo cuidar la alimentación infantil

Si tu bebé está gordito o tiene obesidad, te contamos qué puedes hacer en casa para lograr un peso saludable.

La grasa natural del bebé está ahí por una razón: mantiene a tu pequeño caliente y acelera su rápido crecimiento durante los primeros años de vida. Sin embargo, si la grasa llega a saturar el cuerpo de tu pequeño, podría hacer que alcance el sobrepeso. Esta condición podría dificultar los movimientos y la actividad de tu bebé, lo que interfiere con el desarrollo cognitivo y motor. Por otro lado, el sobrepeso es un estado previo para la obesidad infantil y una serie de problemas, incluyendo un mayor riesgo de asma, apnea del sueño, infecciones de la piel, presión arterial alta y diabetes tipo dos.

A medida que el niño crece, el exceso de peso puede conducir a una baja autoestima y falta de confianza, que se han vinculado a la depresión, bajo rendimiento escolar, las burlas y la intimidación. Los niños con este problema tienen más probabilidades de ser obesos en la edad adulta. Ningún padre quiere exponer a su hijo a todo esto; sin embargo, se estima que 43 millones de niños menores de cinco años presentan obesidad, según el informe del “American Journal of Clinical Nutrition 2010” sobre esta epidemia mundial. Esa cifra representa un aumento del 60% desde 1990.

Aunque puede ser un desafío establecer y mantener hábitos alimenticios saludables, es mucho más fácil hacerlo desde el principio para revertir los problemas de salud. Estas son las mejores medidas que podrías tomar como mamá o papá.

¿Tu bebé presenta alto riesgo de tener sobrepeso?

Los niños con padres obesos tienen más probabilidades de heredar esta condición. Del mismo modo, los bebés de madres que desarrollaron diabetes gestacional durante el embarazo o que ganaron una cantidad excesiva de peso durante este periodo también tienen un mayor riesgo.

Los hábitos inculcados desde el principio pueden hacer toda la diferencia. Procura ofrecerle a tu familia una dieta balanceada; de esta manera, logrará buenos hábitos alimenticios durante toda su vida.

No te apresures a introducir sólidos antes de los 6 meses

Es un mito que la adición de cereales u otros sólidos a la leche materna o la fórmula ayuda a los bebés a dormir mejor. Por otra parte, los estudios han demostrado que la introducción de alimentos sólidos demasiado pronto está vinculada a problemas futuros de obesidad. Recuerda: todo a su tiempo, no adelantes procesos en tu pequeño.

Adiós a los biberones

Una vez que tu bebé es capaz de beber de una taza, ya no necesita un biberón. Puede ser más difícil llegar un registro de cuánto consume, pero ayuda a controlarlo. Muchos niños terminan consumiendo demasiada leche o jugo con los biberones.

Ofrécele una amplia variedad de alimentos

Una vez que tu bebé haga la transición a sólidos, evita los alimentos altamente procesados y aquellos con azúcares añadidas. Los bebés requieren de un espectro completo de nutrientes de una amplia gama de alimentos, y no necesitan más dulces inflados en calorías.

Los niños menores de cinco años que beben leche baja en grasa (o leche sin grasa, si tienen más de dos años de edad), y que llevan una dieta rica en frutas, verduras, granos enteros y que no suelen consumir alimentos pobres en nutrientes, tienen menor probabilidad de tener sobrepeso.

Trabaja en conjunto con tu pediatra

En sus consultas, el médico de tu bebé llevará un seguimiento de su peso y altura a partir de los dos años. Los indicadores de masa corporal te dirán si tu niño tiene una buena cantidad de grasa para su estatura, peso, edad y género. El médico de tu pequeño te puede ayudar con estrategias para mantener su peso en un rango saludable.

No ignores o justifiques el exceso de peso

La obesidad necesita tiempo para desarrollarse. Si tu pequeño pesa más de lo normal, o parece estar dirigiéndose hacia allá, no dejes que solo crezca y se estabilice por sí mismo. Tampoco creas el mito de que un niño con sobrepeso es saludable.

Sé persistente

Centra el menú familiar en alimentos de origen vegetal, e incluye porciones de granos enteros, frutas y verduras. Prepárate para presentar un alimento varias veces (quizás hasta 10 o más) antes de que tu hijo lo acepte; puede tomar más tiempo para que desarrolle un gusto por el nuevo sabor. En última instancia, no le va a gustar todo, pero incluso un par de éxitos ocasionales hacen que valga la pena todo el esfuerzo.

Evita los refrescos y los jugos

El agua es la mejor opción como bebida principal de tu hijo (junto con la leche). El jugo y el refresco contienen altos niveles de azúcar y calorías vacías. Además, el jugo pierde su valor nutricional durante el procesamiento. Para hacer el agua pura más interesante y sabrosa, prueba a saborizarla con trozos de frutas enteras.

Asegúrate de que tu niño duerma lo suficiente

Se ha demostrado que la falta de sueño aumenta el riesgo de obesidad infantil, especialmente para los niños menores de cinco años, según el informe de la OIM.

Limita el tiempo sedentario

Los niños de todas las edades pasan un promedio de siete horas al día frente a las pantallas, horas en las que no están activos. La Academia Americana de Pediatría aconseja no promover el uso de las pantallas (incluyendo tablets y smartphones) antes de los dos años y recomienda no más de dos horas de programación de alta calidad después de los dos años de edad.

Programa actividades para la familia

Deja que tu bebé practique el alcanzar algo, darse vuelta, sentarse, gatear y caminar. A medida que los niños crecen es muy importante salir a caminar, andar en bicicleta e ir a nadar juntos y así, inculcar la cultura del ejercicio.

Consulta a tu médico.

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