Alimentarte de forma adecuada durante el embarazo y la lactancia materna es muy importante, pues lo que comes es la fuente primordial de nutrición para tu bebé. Antes que nada, los alimentos que consumes en el embarazo deben estar orientados a contener los nutrientes que tu bebé necesita para crecer; una dieta saludable incluye proteínas, carbohidratos, grasas, vitaminas y minerales, sin olvidar el agua que es muy importante para mantenerte hidratada1.
Por otra parte, durante la lactancia es posible que debas comer un poco más (el equivalente a unas 330 a 400 calorías adicionales al día, o lo que tu médico indique), lo que te ayudará a tener más energía y producir suficiente leche para tu bebé. Consumir una variedad de alimentos diferentes puede cambiar el sabor de la leche, lo que expondrá a tu bebé a distintos sabores; en el futuro, esto podría ayudar a que acepte los alimentos sólidos con mayor facilidad cuando llegue el momento de iniciar la ablactación2.
Cuidar tu salud y la de tu bebé requiere de una nutrición adecuada. Por eso, en Club EnfaBebé queremos hablarte de algunos alimentos que podrías limitar o evitar durante el embarazo y la lactancia, para apoyar su desarrollo durante estas etapas.
No existen pruebas de que el consumo de sustancias o productos que contengan alcohol se considera seguro durante el embarazo, en cualquier nivel de consumo o cantidad. El consumir alcohol durante el embarazo puede aumentar el riesgo de aborto espontáneo y muerte fetal intraútero, así como de síndrome alcohólico fetal (que podría conllevar deformidades faciales o discapacidad intelectual).1 Tampoco se recomienda la ingesta de bebidas alcohólicas durante la lactancia materna, ya que el alcohol podría pasar al bebé a través de la leche materna3.
El alto consumo de productos con cafeína está asociado a aborto y otros problemas, dado que esta sustancia puede traspasar la placenta; sin embargo, sus efectos concretos en el bebé aún no están claros. Aunque algunos médicos sugieren reducir el consumo a una o dos tazas de café al día, lo mejor es limitar su consumo1,2.
Aunque los productos lácteos como los quesos bajos en grasa, la leche descremada, los jugos o el requesón pueden formar parte de una dieta saludable en el embarazo, es importante que verifiques que hayan seguido un proceso de pasteurización adecuado; de otra forma, podrían provocar enfermedades. Además, no se recomienda la ingesta de quesos blandos (descritos en su publicidad como “frescos”) que no hayan sido pasteurizados; esto incluye los quesos Feta, Brie, Camembert y azul1,3.
Recuerda que durante el embarazo tienes un mayor riesgo de contraer una intoxicación alimentaria bacteriana, y tu cuerpo podría reaccionar de forma más grave que si no estuvieras embarazada. En algunos casos raros, dicha intoxicación podría afectar también al bebé. Por eso, es muy importante que no consumas ningún tipo de carne que no esté totalmente cocida. Esto también aplica para los huevos, que al estar crudos podrían estar contaminados con bacterias; por tanto, evita alimentos como la masa cruda, el aderezo César, los postres tipo mousse, el tiramisú o cualquier tipo de producto que contenga huevo crudo o parcialmente cocido2.
Todas las frutas y verduras crudas deben ser cuidadosamente lavadas antes de comerlas3; de otra forma, corres el riesgo de contraer una infección bacteriana como la listeria (que se transmite a través del contacto de vegetales que provienen de suelos contaminados o de fertilizantes hechos a base de estiércol contaminado). Aunque la listeria puede causar apenas una enfermedad leve en las mujeres embarazadas, el riesgo en el bebé puede ser mortal4.
Aunque estos pueden ser una excelente fuente de Omega-3 para mujeres embarazadas o en periodo de lactancia materna, la mayoría de los mariscos contienen mercurio y/u otras sustancias contaminantes1,3. Es importante que cocines los pescados y mariscos a una temperatura interna de 63 °C: puedes verificar que el pescado está listo cuando se desarme con facilidad, los camarones, langostas y vieiras hasta que estén blancos como la leche, y almejas, mejillones y ostras hasta que se abran las conchas. Recuerda que la exposición a altos niveles de mercurio vía leche materna puede ser riesgosa para el desarrollo del sistema nervioso de tu bebé3.
Antes de tomar una decisión respecto a tu alimentación, recuerda consultar con tu médico: solo él conoce tu historial clínico y el de tu bebé y podrá darte una recomendación adecuada para proteger tu salud.
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