Si la leche está tibia es excelente. Si estaba en el refrigerador puedes calentarla ligeramente bajo el chorro de agua caliente (y moviéndola con mucho cuidado sin agitar, únicamente con movimientos circulares) o en baño maría de la misma manera. Si estaba congelada, tienes que sacarla del congelador y pasarla al refrigerador un día antes para que se descongele en una temperatura adecuada. En caso que aún tenga un poco de hielos o esté muy fría, puedes calentarla siguiendo los pasos anteriores. Siempre recuerda probar la temperatura en tu mano (en la sección más sensible); la leche no debe estar muy caliente, ya que puede causar quemaduras severas. Recuerda que nunca debes calentar en microondas.